Castañas asadas, una tradición viva
Con la esperada llegada del otoño nos va invadiendo el olor de castañas asadas, tradición que aún se conserva en gran parte del territorio.
Es el único fruto seco con las propiedades del cereal, así que no solo está buena, sino también es muy sana. La podemos introducir en nuestra dieta diaria de una forma muy sencilla, tienes mil maneras de disfrutarlas con recetas fáciles y variadas. Nosotros te damos unos cuantos ejemplos: puedes hacer mermelada, flan, puré, sopas o salsas…, también dale un toque diferente a tus ensaladas si las agregas en trocitos pequeños; o tómalas después de la comida, con un licor de castaña ¡BUENÍSIMO!
Cuando vayas a asar castañas, no te olvides de ponerte un delantal de La Mallorquina para no mancharte y unas manoplas o agarrador para no quemarte, y sigue estos sencillos trucos:
En la preparación tradicional hay que estar muy pendiente y controlar en todo momento el fuego. La distancia correcta entre el fuego y las castañas es la verdadera clave para asar nuestras castañas, no se quemen y nos queden bien sabrosas.
También podemos hacerlas de una manera más moderna. Precalienta el horno a 200ºC. De mientras, haz un pequeño corte lateral a cada castaña para que no estallen en el horno. El corte debe atravesar la piel exterior y la interior, pero sin rozar el fruto y procurar que no se arranque la piel. Las distribuyes en la bandeja de horno sin apilarlas y hornéalas durante 30 minutos aproximadamente. Comprueba que estén hechas cogiendo una con una manopla o agarrador. Si cede a la presión de los dedos significa que ya están listas.
Para conservarlas calientes más tiempo, solo tienes que colocarlas en un cucurucho de papel de periódico y taparlas con un paño de cocina.
¡A DISFRUTARLAS!
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