Arantxa Coca
Como experta en relaciones has detectado diversos perfiles dentro de estas.
En una relación se pueden distinguir cuatro tipos de perfiles muy claros, se pueden trabajar y modelar para suavizarlos un poco, pero son inamovibles, es decir, no pueden mutar. Una persona tiene que conocer su naturaleza y aceptarla.
¿De qué perfiles se trata?
Uno de ellos es el crítico. Es una persona muy racional y exigente. También tiene buenas aptitudes de liderazgo. En pareja, tienen claro que buscan un proyecto familiar y son críticos con su relación. A la vez son listos y tienen una gran fortaleza mental, esto les convierte en buenos estrategas, lo que les puede llevar a ser arribistas y fríos con tal de conseguir lo que quieren.
¿Hay un perfil opuesto al crítico?
Sí. El sumiso sería todo lo contrario. Son personas sensibles y viscerales. La nostalgia y la melancolía son dos ejes fundamentales de su personalidad. Son personas demandantes y que necesitan a alguien en quien refugiarse.
Pero los polos opuestos se atraen…
Lo que tienen en común los críticos y los sumisos es que la dependencia que sienten respecto al otro. Pero lo que les diferencia es lo que les mantiene unidos. El sumiso queda iluminado por la fortaleza del crítico y, a la vez, tiene alguien que le da seguridad y firmeza. Por otro lado, el crítico está encantado de tener a alguien que le necesite, ser el líder de la pareja.
¿Y por lo que se refiere a las otras dos figuras?
El antidependiente es aquel que vive en la relación de manera más individualista, hasta el punto de que puede llegar a ser egoísta. Son personas que necesitan emociones fuertes constantemente, adictas al enamoramiento y hedonistas. Tienen grandes agendas sociales pero de una manera especial: van solos pero acompañados.
Esto es complicado en una pareja.
Solo están dispuesto a hacer lo que les gusta y, si da la casualidad de que coinciden en gustos con su pareja, podrán hacer más cosas juntos. Son reticentes a entregarse a los proyectos de pareja y a renunciar a ser el centro de atención.
¿Es un perfil que se ciñe bastante al carácter de las celebridades?
Se trata de personas con personalidades muy atractivas y que se cuidan mucho físicamente. Charlize Theron o George Clooney son antidependientes paradigmáticos y durante mucho tiempo los solteros de oro de Hollywood. También tenemos la figura del antidependiente que sale del armario.
¿De quién se trata?
En un momento de la vida, descubren que han vivido una vida que no querían y que lo que tienen no les hace felices. Aunque quieran mucho a su pareja se sienten ahogados en el proyecto de familia. Tienen la necesidad de marchar solo de tanto en tanto, de alejarse de su familia y se sienten por tener esta necesidad.
¿Y por último?
El ponderado. Dentro de este grupo encontramos el 20% de la población. Son personas con los perfiles anteriores pero suavizados, es un pseudoperfil. Aunque también existen los ponderados puros, que son aquellos con una buena autoestima desde la juventud. Todos tendríamos que ser ponderados. Cuando un crítico, sumiso o antidependiente transforma su relación en destructiva la aboca al fracaso.
Además de los perfiles, también tenemos la variable de los roles.
El crítico puede asumir el rol de víctima y utiliza frases como el clásico “después de todo lo que he hecho por ti…”. Querer convertirse en un salvador es una actitud típica del perfil sumiso: “yo te ayudaré” o “lo haré por ti”. En el caso del antidependiente puede llegar a ejercer un rol chantajista con recursos como el “o lo tomas o lo dejas”. Cada perfil es proclive a un tipo de truco.
La cifra de separados y divorciados se ha duplicado en esta década. ¿A qué crees que se debe este hecho?
Durante la convivencia todo sale a la luz. Convivir es aprender a ser generoso, a compartir el espacio, ser empático y asertivo, saber renunciar. Si se tiene una estructura de personalidad muy rígida, es incompatible. La cifra de separaciones y divorcios es tan alta porque la gente no es capaz de aprender a la hora de convivir.
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